Por Dan Emilio González
La alegría es lenguaje universal. Esa es la experiencia de los militantes de Santa María que han participado en el viaje a Reino Unido + Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) a Santiago de Compostela. Un mensaje: todos podemos entregar la vida como Ignacio Echeverría. Dos idiomas: inglés y español. Y un medio: la música.
Nuestra principal arma, el musical Skate Hero. Para desarrollar todo su potencial era necesario preparar el camino antes. En primer lugar, aprender a usarla: saberse las canciones y el papel, ensayar, cantar todos juntos, etc. Tarea a contra reloj porque unos cuantos de los actores y cantantes eran nuevos y había que aprenderse todo en inglés y español. Los primeros ensayos fueron ya en tierras británicas a una semana de la primera representación. El colegio Lucton School se convirtió en nuestro particular patio de armas.
Preparar con mimo la actuación no era suficiente. Por eso desarrollamos un programa de actividades que nos pusieran en contacto con los lugareños: partidos de fútbol con equipos locales (Leominster y Kington), fiesta española en New Radnor (lugar donde nos hemos alojado en anteriores ediciones), participación en la eucaristía dominical de Presteigne y Knighton, jornada ecuménica para conocer a cuáqueros, anglicanos, metodistas y baptistas y asistir a la fiesta de las parroquias católicas de la zona.
En todas esas ocasiones animamos el ambiente y facilitamos la convivencia mediante la música. Eran de obligada presencia las canciones del musical y también canciones típicas españolas de ayer y de hoy, algunas con coreografía incluida. Así, en la fiesta de las parroquias estuvimos compartiendo canciones españolas, inglesas y también nigerianas (lugar de procedencia de los padres dominicos que llevan las parroquias). Nos sentíamos en familia, unidos en un solo corazón y despertábamos el deseo de asistir al musical.
Por fin llegó el gran día. Por primera vez hicimos lleno completo en la iglesia anglicana de Sant Andrews —en las dos ediciones anteriores de 2015 y 2018 habían quedado huecos—. Empezamos con un breve concierto de piano, trombón y chelo que los habitantes de Presteigne siempre agradecen, ya que tienen uno de los mejores festivales de música clásica de Reino Unido. Tras el concierto, el musical. Los tímidos aplausos del público inglés durante la representación nos indicaban que el mensaje era acogido. Lo que se confirmó al terminar con la explosión de aplausos, agradecimientos, lágrimas, etc.
Una experiencia parecida la tuvimos en Santiago viajamos entre los días 3 y 4 de agosto para participar en la PEJ y representar el musical. En esta ocasión tuvimos que superar algunos hándicaps: no hubo ensayo en el escenario, faltó la necesaria coordinación entre voces y música, etc. Por eso, hubo muchos detalles a los que salir al paso durante la representación. Sin embargo, el público apoyaba. Según avanzaba el musical, los aplausos ganaban fuerza. Cuando terminó, todos teníamos cosas de las que lamentarnos. Pero también sabíamos que el bien estaba hecho, que habíamos cumplido nuestra misión. Que los 6.000 jóvenes que nos habían escuchado habían conocido a Ignacio tal como era: un joven normal que había vivido su fe en las cosas normales de la vida y eso le había preparado para hacer una acción extraordinaria.
Experiencias de algunos participantes:
«Si conmigo tú quieres contar, no lo dudes, aquí estoy chaval». Cuando me plantearon la opción de tocar el saxofón en el musical de «Skate Hero» ni me lo pensé y dije que sí. Para mí ha sido una experiencia enriquecedora, que me ha ayudado a trabajar valores como la paciencia, la escucha o la espera. Valores trabajados en esos ensayos de varias horas que te hacían perderte alguna actividad o excursión, pero que tras los cuales terminabas agradecido por el trabajo hecho. He vivido el musical desde dentro de una manera muy directa, tanto en Gales como en Santiago, gracias a que la música transmite más sentimientos que las palabras. También he podido vivir las últimas 24 horas de Ignacio de una manera muy cercana y bonita, profundizando en las enseñanzas y ejemplos de él.
Pablo G. H.
Yo pienso que la música es un gran medio de apostolado que puede atraer a gente alejada por medio de su belleza y esplendor. Cuando era pequeño lo que más me llamaba la atención en misa eran las canciones. Lo mismo puede pasarle a mucha gente, que no comprende el porqué del resto, sin embargo, haciendo uso de su capacidad de llegar a todos lados y a través de la música, entra mejor la letra. Eso hicimos en Gales con el musical y otros momentos de canciones: se puede hacer un mix con temas de actualidad o temas fáciles de entender por todo el mundo y relacionarlo con la Palabra de Dios, convirtiéndose en un buen medio de apostolado, ¡justo como hacemos en el musical!
Andrés I.
Mi experiencia personal en el viaje a Gales de la Milicia de Santa María ha sido muy positiva. Me he traído un montón de buenos momentos, muchos amigos nuevos y mucha felicidad espiritual, aportándome todo ello el hábito de dedicar tiempo de reflexión que antes no tenía.
La experiencia ha supuesto para mí un gran cambio moral, afianzando valores que hoy en día son difíciles de encontrar, pero que existen, y nada de esto me ha supuesto esfuerzo alguno, porque el ambiente que había era muy bueno.
Me pidieron que participara en el musical como actor y he tenido que trabajarlo con intensidad y constancia, ya que los problemas principales no solo eran la pronunciación y la elevación del tono, sino que había que estar pendiente de la música para ver cuándo tenías que actuar. Además, aparte de que hemos representado la obra en inglés en Gales y en castellano en Santiago, en un periodo de tiempo corto. Ha merecido la pena el esfuerzo porque todo salió muy bien.
En la representación de Santiago de Compostela notaba el entusiasmo del público mientras que estaba en el escenario. La música ayudaba a seguir el ritmo de la obra. Se notaba que les gustaba mucho, encendían la luz de sus móviles y la verdad que ver eso desde el escenario ha sido flipante.
Elías G.