El certero análisis de una crisis más profunda

73

¿Cuál es la causa moral de la famosa crisis que padecemos? ¿Está tocada de muerte la democracia liberal? ¿Nos precipitamos por un despeñadero sin retorno? A derecha e izquierda los discursos están agotados. La idea de Europa como horizonte de democracia y bienestar se diluye. El ideal americano basado en el éxito del propio esfuerzo ha quedado en entredicho mientras que contemplamos a diario la incapacidad de las élites para articular respuestas.

En esta obra, Josep Miró relata y analiza el derrumbe moral de la sociedad presente y sus estragos invisibles, a la vez que muestra cómo se diluye la idea de Europa como horizonte de democracia y bienestar, dado que no aspira a nada de mayor fuste.

La “razón objetiva”, situada más allá de la preferencia individual, ha sido reemplazada, con nefastas consecuencias desde la Ilustración, por la razón utilitarista. Y de aquí la convicción de que la raíz de la crisis que nos afecta es una crisis moral. Con ello nos referimos a la incapacidad de las sociedades para definir y custodiar la vida realizada en el bien, también a la impotencia para establecer el bien común como finalidad de la vida social. Estamos ante una ruptura antropológica y generacional provocada por una democracia relativista y racionalista que ha marginado el poder de los vínculos humanos y ha negado la importancia de la moral compartida en la construcción de toda sociedad.

Este gran libro propone como novedad la teoría del vínculo como el mejor diagnóstico integral de una sociedad. La naturaleza del vínculo humano es fruto de la relación personal, la costumbre, la idea moral compartida, la historia, la creencia religiosa.

En consecuencia, el autor acuña el término “desvinculación” para referirse a una sociedad donde se han roto los lazos humanos y todo aquello que los une. Así, afirma que “las instituciones son incapaces de aportar los hitos morales que la propia sociedad requiere y, en consecuencia, los individuos no tienen referentes para guiar su comportamiento social”.

Por último, el análisis de las seis rupturas que marcan nuestro tiempo (relación con Dios, antropológica, solidaridad generacional, cultura, emergencia educativa y cohesión social) brinda muchas claves para comprender el mundo en que vivimos y sugiere caminos para abandonar un proyecto que está agotado y de cuya superación depende nuestra supervivencia como sociedad.

Todo, pues, ha quedado desvinculado de lo que fue, para venir a no ser nada concreto ni tangible, sino una amalgama de decisiones individuales donde el espíritu de “pueblo” ha dejado de tener sentido. No existe, pues, tal “pueblo” sino un “unomismo” que lo ha desvirtuado todo.

La mayor virtud de esa obra consiste, seguramente, en que su propuesta para revertir la situación se aleja de los tópicos apuntados hasta ahora y propone transformar la democracia liberal, que ha conducido a la oligarquía financiera, en un sistema que recupere el concepto de amistad civil aristotélica, basado en la virtud, por un lado; y por otro, la importancia crucial del vínculo que nace del compromiso, del amor y del deber hacia el pasado tomando como guía nuestra tradición, y hacia el futuro asumiendo nuestro compromiso intergeneracional.

Artículo anteriorEl Adviento: sinfonía de amor con María en cuatro tiempos
Artículo siguienteEl que tú alimentas