El género es una construcción cultural; por consiguiente, no es ni resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo.
Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia, hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.
No, no es un cuento para llamar la atención, ni es una narración de ciencia ficción que vaticina una seria pérdida de sentido común en el ser humano; no, es algo mucho más serio y preocupante, es un extracto del libro El género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad, (Nueva York, 1990), de la feminista radical Judith Butler, que viene siendo utilizado desde hace varios años, como libro de texto, en diversos programas de estudios femeninos de prestigiosas universidades norteamericanas, en donde la perspectiva de género está siendo ampliamente promovida.
El objetivo: deconstruir la sociedad.
Queda claro pues, que la meta de los promotores de la «perspectiva de género», es el llegar a una sociedad sin clases de sexos. Para ella, así como para todos los demás defensores de la «perspectiva de género», urge deconstruir no solo la familia sino también la educación. Por eso proponen deconstruir el lenguaje, las relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la religión, la cultura, entre otras realidades. Al respecto, el material de trabajo del curso Re-Imagen del Género, dice lo siguiente:
La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. La perspectiva del género debe integrarse en los programas. Deben eliminarse los estereotipos en los textos escolares, y concienciar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no fundamentándose en tradiciones prejuiciadas sobre el género. (Council of Europe, «Equality and Democracy: Utopia or Challenge?», (febrero 1995).
Bajo el pretexto de la «no discriminación» en España se están aprobando numerosas leyes que privilegian sobremanera al lobby LGTBI mientras discriminan al resto, la abrumadora mayoría de la población.
¿Son necesarias estas leyes discriminatorias cuando la propia Constitución ya dice que los españoles son iguales ante la ley sin que pueda existir discriminación por nacimiento, raza, sexo o religión?
Y, salvo honrosas excepciones, da la impresión de que, en general, no somos conscientes de que algo muy grave está ocurriendo: nos están deconstruyendo la sociedad.