La belleza, un camino para llegar a Dios

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Mariposa sobre una flor como símbolo de la belleza natural que conduce a lo trascendente
Una mariposa en una flor: armonía natural que refleja la huella del Creador

La belleza, en la perspectiva de varias fuentes, puede ser considerada un camino hacia Dios. La experiencia de la belleza, ya sea en la naturaleza, el arte o en la vida misma, puede despertar en el corazón una admiración que apunta a algo más grande y trascendente, en este caso, Dios.

Dostoyevski sostenía que «la belleza salvará al mundo», y esta idea se relaciona con la capacidad de la belleza de elevar el espíritu y conducir a la búsqueda de lo divino.

La belleza puede abrir la mente a la posibilidad de lo trascendente, permitiendo que el individuo se detenga en la admiración y la contemplación y, a partir de ahí, se incline hacia la búsqueda de Dios.

La belleza, el bien y la verdad se entrelazan, y la búsqueda de la belleza puede ser una forma de acceder a estas dimensiones trascendentales, que a su vez llevan a Dios.

La belleza, como reflejo de la divinidad en el mundo creado, se considera un reflejo de la belleza de Dios, invitando a la contemplación y a la búsqueda de su origen; por eso, puede ser un camino hacia Dios, ya que despierta en el corazón un sentido de admiración y trascendencia, y consigue ser una herramienta para la búsqueda de lo divino, tanto en la naturaleza como en el arte y en la propia vida.

El papa Francisco también resaltaba la importancia de la belleza como un camino que conduce a Cristo, y recomendaba la formación en la via pulchritudinis para transmitir la fe.

El santo padre recibió en audiencia a los miembros de la asociación de artistas Diaconie de la Beauté el 17 de febrero de 2022 e invitó a los artistas, y a todos los que buscan una comprensión más profunda de la fe, a utilizar la belleza como un medio para conectar con lo divino.

En la catequesis dirigida por el papa Benedicto XVI, el 18 de noviembre de 2009, dice:

La fuerza del estilo románico y el esplendor de las catedrales góticas nos recuerdan que la via pulchritudinis, la vía de la belleza, es un recorrido privilegiado y fascinante para acercarse al misterio de Dios […]; que el Señor nos ayude a redescubrir el camino de la belleza como uno de los caminos, quizás el más atrayente y fascinante, para llegar a encontrar y amar a Dios.

Y terminamos, como no, con una cita de León XIV a los astrónomos participantes en la Escuela de Verano del Observatorio Vaticano, el 16 junio 2025: «Mirando el cielo, admiramos la belleza del Creador».

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