Mes Misionero Extraordinario. Bautizados y enviados

¿Por qué se celebra un mes misionero extraordinario?

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Mes Misionero Extraordinario. Foto: Dimitri Conejo
Mes Misionero Extraordinario. Foto: Dimitri Conejo

Por Óscar Azconaz Muneta
Delegado diocesano de Misiones (Navarra)

Es mi intención promover un Mes Misionero Extraordinario en octubre de 2019, con el fin de alimentar el ardor de la actividad evangelizadora de la Iglesia ad gentes, dijo el papa Francisco en el Ángelus del domingo 22 de octubre, coincidiendo con la Jornada Mundial de las Misiones de 2017.

Este mes extraordinario misionero tiene como lema «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en Misión en el mundo». El deseo del papa Francisco es el de despertar en todos la conciencia de la misión «ad gentes» y retomar con nuevo impulso la responsabilidad de proclamar el Evangelio.

¿Por qué se celebra este mes extraordinario misionero?

El punto de partida es la conmemoración del centenario de la promulgación de la Carta apostólica Maximum illud del papa Benedicto XV, que se cumplirá el día 30 de noviembre de 2019, y con la cual quiso dar un nuevo impulso al compromiso misionero de anunciar el Evangelio. Tras el desastre de la primera guerra mundial, Benedicto XV quiso purificar la misión de las adherencias políticas colonialistas y de usar la misión con carácter expansionista, para devolverle su sentido genuino, ya que solo el anuncio y la caridad del Señor Jesús, que se difunden con la santidad de vida y las buenas obras, son la única razón de la misión.

El papa Benedicto XV quiso despertar la conciencia misionera «ad gentes», no como una opción, sino como un deber, especialmente en los sacerdotes. Hoy vemos que su esfuerzo no fue en vano y esa renovación que se produjo hace 100 años dio muchísimos y sabrosos frutos, y los sigue dando en la actualidad.

Pero no basta con esto. Con esta certeza no podemos quedarnos tranquilos. El papa Francisco exhorta a ser conscientes de que todavía, en nuestros días, la evangelización es una verdadera urgencia. Tomando como referencia unas palabras de san Juan Pablo II, nos recuerda que la tarea de la misión no está concluida, aún queda mucha tarea y labor misionera por realizar.

Los números dan objetividad a estas afirmaciones. Algunos de los que nos aporta Obras Misionales Pontificias nos permiten ver que existen 1.109 territorios de misión en el mundo. Estos territorios en estado de misión se extienden por África y Asia, las islas de Oceanía y América. El 37% de la Iglesia universal es territorio de misión. Aproximadamente un 44% del trabajo social y educativo de la Iglesia se desarrolla en los territorios de misión. El 45,70% de la humanidad vive en los territorios de misión. Uno de cada tres bautismos en el mundo se celebra en los territorios de misión. De modo sucinto pero efectivo estas cifras dan fe a la invitación que el papa Francisco realiza a toda la Iglesia con la celebración de este mes misionero extraordinario.

Crear una verdadera conciencia misionera en cada uno de los cristianos es el deseo del papa, pero sobre todo es una verdadera necesidad de la Iglesia. Es la llamada que Dios nos hace en estos tiempos en que nos ha tocado vivir. Id al mundo entero y predicad el Evangelio. Este es el mandato de Jesús resucitado a los apóstoles. Es el mandato que nos presenta hoy a nosotros.

¿Cómo se celebra este Mes Misionero Extraordinario?

El papa Francisco ha querido, como no podía ser de otro modo, que las Obras Misionales Pontificias animaran el desarrollo de este Mes Misionero Extraordinario del mes de octubre. La dirección nacional quiere que cada diócesis prepare, de acuerdo con una estructura que el mismo papa ha establecido, las actividades que considere oportunas para alcanzar el objetivo y el reto de este mes.

La celebración del Mes Misionero Extraordinario se centra en cuatro dimensiones: la oración y celebración, el testimonio misionero, la formación y el compromiso. Cada una de estas dimensiones se desarrollará de forma correspondiente a cada una de las semanas del mes de octubre. Pero también algunas iniciativas trascenderán cada semana o estarán presentes durante todo el mes.

La primera de las dimensiones y más básica es el encuentro personal con Jesucristo resucitado, presente y vivo en su Iglesia. Este encuentro tendrá como lugar más propicio la celebración de la Eucaristía. En ella, como momento privilegiado, el creyente puede escuchar al Señor por medio de la lectura y meditación atenta de la Palabra de Dios y, así, responderle en la oración comunitaria y personal.

A largo de la primera semana del mes de octubre podremos participar de varios momentos de oración y celebración que propicien en nosotros una conexión más profunda con el Señor y con toda la Iglesia diocesana y universal. Desde ese encuentro podremos sentir una mayor necesidad de dar testimonio de nuestra fe.

Por eso la segunda semana tendrá un carácter testimonial. Qué importante es descubrir o recordar los grandes ejemplos de los testigos de la misión: santos, mártires, confesores y fieles que dieron y dan la vida por el anuncio del Evangelio. Algunos serán grandes conocidos como nuestro querido patrón san Francisco de Javier, otros por su cercanía en el tiempo quizás no lo sean tanto.

Por medio de alguna exposición y publicación del testimonio de estos hermanos ejemplares podremos descubrir la riqueza que supone una vida entregada a la causa del anuncio de la buena noticia. Otras iniciativas nos aportarán más luz sobre el tesoro que los misioneros son para la Iglesia y el mundo.

Una mayor incidencia en la formación de los cristianos será necesaria para lograr un nuevo vigor en la tarea de la missio ad gentes. Se necesita un mejor y mayor conocimiento de esta disciplina en sus fundamentos bíblicos y teológicos y en su dimensión catequética y pastoral para que arraigue en la mente y en el corazón de todos los bautizados que llevan en sí la maravillosa tarea de la misión: «bautizados y enviados».

El mes de octubre siempre concluye con el DOMUND y en ese domingo somos invitados a la generosidad en la gran colecta en favor de las misiones. Pero el compromiso misionero no se limita únicamente a ese hecho. Suscitar la entrega misionera en los jóvenes, como propone el papa, tras el sínodo sobre la juventud, es la preferencia en la realidad misionera de nuestra Iglesia.

Que, como el papa Francisco exhorta a los obispos, este Mes Misionero Extraordinario, pueda servir para renovar la pasión por el Evangelio.

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