No nos durmamos

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Hace muchos años que los enemigos de la civilización cristiana tienen un objetivo bien definido: hacer desaparecer la religión de la vida social. No escatiman esfuerzo para ello, y utilizan todos los medios a su alcance, principalmente la educación y la comunicación.

Dentro de la educación, uno de los objetivos preferentes es eliminar las clases de religión. Hay, dicen, que sacar la religión de la escuela y llevarla a la parroquia, sinagoga, mezquita o templo correspondiente, de tal forma que en horario de tarde cada padre y madre lleve a sus hijos a recibir el correspondiente adoctrinamiento en su fe.

Siguen afirmando, dogmática e insistentemente sin ningún rubor, que, para un sector importante de nuestra sociedad (que incluye a ateos, agnósticos, escépticos, librepensadores e incluso laicos creyentes), la instrucción obligatoria de una determinada religión en los colegios es un acto de adoctrinamiento dogmático discriminatorio, arbitrario e inútil para el desarrollo educativo de los niños y jóvenes.

En 2006, la plataforma Europa Laica envió una carta a los líderes de las formaciones políticas para que, entre otras cosas, se elimine la clase de Religión del currículo escolar, y se deroguen los acuerdos con la Santa Sede.

Entre las propuestas, también sugiere (la plataforma) reformar el artículo 16 de la Constitución Española.

Asimismo, los movimientos y plataformas antirreligión piden modificar el artículo 27.

En este sentido, reclaman la eliminación de la clase de religión en las aulas y «la confesionalidad del sistema educativo». También plantean derogar la Ley de libertad religiosa de 1980, y aprobar una Ley de Libertad de Conciencia.

Obvian, ignoran u ocultan que la educación religiosa en la escuela pública está amparada por varias leyes. La más importante de todas es la Constitución en su artículo 27.3, como hemos señalado anteriormente. Lo mismo con el vigente concordato entre la Santa Sede y España: Artículo XXVII: 1) El Estado español garantiza la enseñanza de la Religión católica como materia ordinaria y obligatoria en todos los centros docentes, sean estatales o no estatales, de cualquier orden o grado.

Hay, además, muchas razones para mantener la religión en la escuela: Es un derecho constitucional, ofrece una visión plural de la sociedad, previene contra la intolerancia, es parte de los acuerdos internacionales, sin religión no se puede entender Europa, etc.

Está claro que uno de los objetivos prioritarios de los enemigos de la civilización cristiana es erosionar, desprestigiar, atacar, eliminar las clases de religión.

No nos durmamos.

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