Un año de gracia

Año jubilar por la declaración de venerable del P. Tomás Morales

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Celebración del año jubilar del venerable P. Tomás Morales
Celebración del año jubilar del venerable P. Tomás Morales

Por Isaac Merenciano

El 9 de diciembre de 2017 celebrábamos con gozo una misa de acción de gracias por la declaración de venerable del padre Tomás Morales SJ. El director general, José Luis Acebes, ya nos había dicho en algún momento: «habrá una sorpresa»… Ninguno imaginábamos que el padre Morales, tan querido para nosotros, había sido el medio para proclamar un año de gracia para toda la Iglesia. No había tiempo que perder. La Iglesia nos urgía ahora, de una manera especial, a la santidad: imitación y súplica. Al ritmo de la liturgia y los días jubilares, ha sido un año de profundizar en la figura del nuevo venerable. Se han publicado escritos inéditos, se han recopilado textos de aquí y de allá y ha sido la figura omnipresente de este curso…

Ha resonado la sentencia que ya se aplicaba a las carmelitas en relación a la santa: «El hombre en sus hijos se conoce». Imitar el tierno amor del venerable Tomás a la Virgen, su ardor apostólico, su entrega sin medida a Cristo… En resumidas cuentas, la imitación de sus virtudes vividas en grado heroico al servicio y alabanza de Jesucristo, Rey eterno y Señor universal, por un mundo mejor; no para nuestro regocijo interno pues «virtud que se paladea, apenas es ya virtud», ya que, a fin de cuentas, «el encanto de las rosas es que siendo tan hermosas no conocen que lo son» (El divino impaciente, José Mª Pemán).

En 2017, el 8 de diciembre, la Inmaculada, centro de la vida del padre Morales y figura que abre el Decreto de Virtudes Heroicas, comenzaba, como otros años, el 7 de diciembre con la Vigilia, pero se alargaba hasta el 9 de diciembre, porque si bien ya era el sábado de Adviento, todavía era ella la que dirigía la jornada. Y así ha sido durante el curso: el venerable, en las celebraciones jubilares, parecía desaparecer para mostrar el rostro de la Madre. No es posible hablar de las virtudes del P. Morales sin hablar de «la medianera de todas las gracias», como a él le gustaba decir.

En un momento al final de la ceremonia.

El aniversario de su muerte y nacimiento (1 y 30 de octubre), la ordenación sacerdotal y primera misa (13 y 14 de mayo), el 2 de febrero, el día de sus votos perpetuos en la Compañía de Jesús y las fiestas marianas de especial devoción del padre (Lourdes, Asunción e Inmaculada) han sido los días jubilares. El 9 de diciembre fue la clausura de este año de gracia en la Catedral de la Almudena, celebrada solemnemente por el cardenal arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro Sierra. Una jornada que todavía tenía sabor a Inmaculada y que disponía el corazón a acoger a Jesús en la noche santa de Navidad.

Cito el Decreto: «…Pedía entregas totales, sin faltar nunca a la prudencia y a la justicia…». Solo una petición, por tanto: ¡Que no me reserve! a la voz que, por medio del venerable, nos habla: ¡Que no sea sordo a su llamamiento!

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