Despertar ilusiones

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Segundo, tercero y cuarto premio de la miniolimpiada de Química de Extremadura.
Segundo, tercero y cuarto premio de la miniolimpiada de Química de Extremadura.

Por José Luis Plaza

Si hay algo que realmente motiva y alienta al educador o al profesor es ver que los educandos o los alumnos se entusiasman. Hoy, que en las clases lo que muchas veces vemos son caras de aburrimiento, apatía o desinterés, es necesario ingeniárselas para provocar el cambio. Yo tengo la suerte de tener una asignatura que se presta a la ilusión, que es Física y Química. Algunos dirán: pero si es un puerro, si yo la odiaba o me quedaba siempre. ¿No se habrá equivocado de asignatura el que escribe? Pues no. Aunque sí que es verdad que no todos los días se consigue lo que voy a contar en el artículo.

Yo tengo que agradecer mucho a los educadores que hemos tenido en la Milicia de Santa María. Ellos despertaron esa ilusión por ser como ellos. Me acuerdo en las charlas de acampados del campamento en Navarredonda, cómo disfrutábamos con las charlas de geología o de valores, cuando yo en el colegio muchas veces desconectaba. Y en las jornadas de Semana Santa con las clases de historia de la Iglesia. Y, sobre todo, en los albergues científicos (pioneros de todos esos campamentos de ciencia que ahora abundan), donde aprendí lo que es ilusionarse con la ciencia y los proyectos de investigación.

Lo primero que tengo que decir es que los educadores que nos dirigían tenían y tienen una gran formación. En esos campamentos escuché por primera vez la palabra «catedrático». Y cuando mirabas a algunos de ellos te sacaban solo siete u ocho años. Me encantaba oírles ideas que nunca había oído ni me había planteado y me llegaban muy adentro. Me abrían horizontes.

Lo segundo era la creatividad, sobre todo en el área de ciencias. ¡Madre mía la suerte que tuvimos los militantes, vaya maestros! La cantidad de trabajos de investigación que hacían y, muchos de ellos, con nosotros en los albergues científicos.

Quiero decir que a muchos de estos educadores o científicos de prestigio que son hoy en día, los lanzó a comenzar estas actividades nuestro querido Abe, que no tenía ninguna carrera de ciencias. Y sin embargo él los catapultó en un principio y los ilusionó.

Con estas breves ideas me gustaría transmitir que todos tenemos la capacidad de ilusionar a otros. Descubrir cómo son, qué les gusta, qué se les da bien…

Este año he tenido la suerte de tener muchos alumnos en los que he podido descubrir lo que he dicho.

Con algunos nos hemos embarcado en proyectos para los premios de investigación de la universidad. Se ha trabajado durante el año, se han entusiasmado porque les gustaba el proyecto, y ha tenido su fruto. Con otros, a través de compañeros del departamento se les ha encaminado a las olimpiadas de Química, tanto para bachillerato como para la ESO. Por último, hemos creado equipos de divulgadores de ciencia, y lo hacemos a través de pequeñas exposiciones de experimentos que se presentan a otros cursos e institutos. Ahí es donde te das cuenta de que se ilusionan y que quieren seguir haciéndolo. Es algo parecido a lo que hicieron conmigo cuando era pequeño, y ves que los resultados son los mismos. Cuando uno prepara bien las cosas y las transmite, se ilusiona. Creo que vale para todo y para todos en la vida.

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