Nuestra Señora del Rosario y Lepanto

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Nuestra Señora del Rosario. Juan del Castillo, siglo XVII
Nuestra Señora del Rosario. Juan del Castillo, siglo XVII

Por José Manuel Secades

7 octubre 1571

Todas las fiestas religiosas tienen una razón de ser histórica. Pero con el tiempo, se acaba olvidando el origen y queda solo la fiesta. La fiesta del Rosario se instituyó como acción de gracias por la victoria sobre los turcos que amenazaban con invadir y asolar toda Europa y se llamó inicialmente fiesta de la Virgen de la Victoria.

La oración del rosario salva a la cristiandad

En 1571 la cristiandad —Europa— estaba amenazada por los turcos (musulmanes).

Los musulmanes ya habían arrasado la cristiandad en el norte de África, en el Próximo Oriente y en otras regiones. España y Portugal se habían librado de la invasión musulmana después ocho siglos de lucha. La amenaza se cernía ahora sobre toda Europa.

Los turcos poseían la flota más poderosa del mundo y tenían miles de cristianos esclavos como remeros, y se preparaban para conquistar Europa y acabar con la civilización cristiana.

El papa san Pío V trató de unificar a los cristianos para defender el continente y, después de muchos esfuerzos, consiguió formar una alianza, en mayo de 1571, formada por la República de Venecia, la Monarquía Hispánica, la Orden de Malta y el papa. Durante tres años se preparó una flota cuyo mando se otorgó a don Juan de Austria, que contaba solo con 25 años. Además, consciente del poder de la devoción al Rosario, pidió a toda la Cristiandad que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a la santísima Virgen su auxilio ante aquel enorme peligro.

La oración inclinó la balanza a favor de la escuadra cristiana y los turcos sufrieron una dura derrota salvándose milagrosamente Europa. En gratitud a la Virgen, san Pío V estableció esta fiesta de la Virgen del Rosario.

Según la tradición la Virgen María se apareció a santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y se lo entregó para que lo promoviera. Con el tiempo se fue difundiendo el rezo del rosario para contemplar los misterios de Cristo bajo el amparo de María

El papa Francisco nos invita a rezar cada día el santo rosario, durante todo el mes de octubre, para pedir a la Madre de Dios y a san Miguel Arcángel que nos protejan a nosotros, a la Iglesia, y al mundo, de los ataques del diablo, y pide terminar el rezo con la antigua invocación a la Virgen:

«Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!».

Con esta petición nos ponemos, y ponemos a la Iglesia y al mundo, bajo el manto protector de la Madre de Dios. También nos pide que el rezo del santo rosario concluya con la oración escrita por el papa León XIII:

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra los ataques del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su poder,
es nuestra humilde súplica.
Y tú, oh príncipe de la Milicia Celestial,
con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.

El 7 de octubre finaliza oficialmente la Campaña de la Visitación, pero sería bueno prolongarla durante todo el año, y durante toda la vida, porque las prácticas en las que se concreta (dejar lo mejor para los demás, no quejarse, y luchar contra pereza, vanidad e inconstancia) son un medio sencillo que nos ayuda a vivir unidos a Dios durante todo el día.

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