
Por P. Rafael Delgado Escolar, capellán de la Milicia de Santa María
Robadora de corazones
Desde que fue colocada la pequeña imagen de la Virgen de Gredos el 8 de julio de 1991 en su diminuta y elevada grieta de granito, el cariño y la veneración hacia ella ha ido creciendo de año en año en los Campamentos de Santa María de la Montaña, extendiéndose a todo el Movimiento de Santa María. Se le puede aplicar el apelativo de san Bernardo a la Virgen: «robadora de corazones». Cuando los jóvenes acampados dejan la seguridad del campamento base para vivir una aventura en las cumbres de Gredos, se encuentran con una madre que les espera, año tras año, para hablarles al corazón; por la noche, extiende su manto azul cuajado de estrellas para cobijarlos y, durante el día, su mirada maternal los acompaña en la ascensión a los agrestes picos que la rodean. Al marcharse, dejan sus nombres escritos a sus pies y le piden que les conceda volver al año siguiente para seguir aprendiendo la mística campamental, ese estilo de vida que ella encarna y va forjando en nuestras vidas.
En la oración de la mañana que precede al encuentro con la Virgen de Gredos, les recuerdo a nuestros jóvenes montañeros que para descubrirla y encontrarse de verdad con ella hace falta seguir el consejo de Abelardo en una de sus canciones, Flor escondida:
En Gredos hay escondida
una flor que no es fácil encontrarla
porque vive oculta en Dios
y, por mucho que la mires,
no podrás alcanzarla ni tocarla,
si no es muriendo al yo.
La lección que la Virgen enseña desde su cátedra de roca es el olvido de sí, pues con su humilde presencia ha convertido Gredos «en un templo gigante donde se rinde culto al olvido del yo» (Abelardo, canción Adiós, Virgen de Gredos).
Cuando volvemos al campamento base, todos los que hemos vivido la experiencia, acampados y educadores, expresamos en una letanía cómo hemos visto a la Virgen de Gredos, cómo se nos ha manifestado y, así, el último día rezamos el rosario con esas letanías. El resultado es que cada año nuestra Virgen de Gredos se nos va revelando más y más, mostrándonos su Corazón de Madre y «robando» nuestros corazones. Las letanías reflejan la espontaneidad y rica imaginación de nuestros jóvenes, seducidos por la bella Flor escondida en la roca. Ahí van unos ejemplos de estos años:
Pilar que sostiene mi vida.
Virgen que resiste en la tormenta.
Columna de misericordia.
Paz en las miserias.
Madre de la confianza sin límites.
Brisa que seca mis lágrimas.
Abrazo de perdón.
Virgen de la constancia.
Madre del recomenzar.
Cascada de vocaciones.
Reina de lo inesperado.
Dulzura de madre en nuestras manos vacías.
Mujer que aplasta la cabeza de la serpiente.
Esta última letanía es la que propuse este año después de encontrarme entre unas piedras una «camisa» de serpiente tras haber mudado la piel. Me pareció una pequeña señal de la Virgen invitando a la esperanza, pues ella es «símbolo de lucha, emblema de victoria» (venerable P. Morales, Comentario a la fiesta de la Inmaculada). Cuando les dirigí la palabra a los acampados en los puntos de oración, les mostré la piel mudada y les hablé de la primera promesa de salvación en el Génesis tras el pecado original, en la que se anuncia que la descendencia de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente (cf. Gn 3). La Virgen María nos ha dado a Jesús, que ha derrotado al diablo y ella, «triunfadora de todas las concupiscencias», nos defiende de sus engaños.
El «rosario» de la Virgen de Gredos
El 30.º aniversario de la Virgen de Gredos se celebró de una manera especial, invitando a participar en una eucaristía a sus pies a todos los que quisieran unirse al campamento, en la tarde del 9 de julio de 2021. De esa misa surgió la idea de presentar a la Virgen de Gredos con cinco rasgos semejantes a los cinco misterios del rosario, pues de alguna forma resumen la historia de la Virgen y su misión con nosotros. Son estos:
1er Misterio: Virgen de Gredos, cimentada en la roca del amor de Dios
La pequeña imagen de la Virgen está enclavada en la roca, recordándonos el principio y fundamento de nuestra vida: el amor de Dios que nos ha creado, redimido y hecho hijos suyos por el Bautismo. «Dios Padre complacido te envuelve en su mirada, no estás abandonada, amada del Amor» (Abelardo, Adiós, Virgen de Gredos).
2º Misterio: Virgen de Gredos, Virgen del Hágase
Contemplamos el «sí» de María en la Anunciación sostenido a lo largo de su vida. En su diminuta grieta, la Virgen se abre solo a Dios aceptando sol abrasador, tormentas y nevadas… y nos invita a dar nuestro «sí»: «Si al llamarte Dios le respondes tú, y en eco fiel de aquel Hágase que en Nazaret la Virgen un día pronunció, tú sabes dar el sí… Nueva encarnación en el mundo verás» (Abelardo, Nueva Encarnación).
3er Misterio: Virgen de Gredos, flor del campo, flor escondida
Con su humildad y sencillez la Virgen de Gredos nos habla de Nazaret, donde llevaba una vida ordinaria envuelta en un amor extraordinario. De este modo nos muestra el camino para ser santos por medio de ella: «Queremos ardientemente entrar en el camino de la santidad. Santidad sencilla y alegre como la tuya, sin acciones brillantes; que se sepa ocultar siempre sin llamar la atención nunca» (P. Morales, Oración de Cuaresma).
4º Misterio: Virgen de Gredos, Madre del Estar
Es la Virgen de la constancia, de la fidelidad y del «Estar» al pie de la Cruz, que nos alcanza la gracia de la perseverancia: «Ella es tu mejor modelo de saber ganar perdiendo, porque en el vivir muriendo se gana resucitando con Cristo escondido en Dios, y morir resucitando es ese subir bajando que en la cruz Cristo enseñó» (Abelardo, Flor escondida).
5º Misterio, Virgen de Gredos, Madre que no se cansa nunca de estar empezando siempre con nosotros
La recibimos como Madre misericordiosa, Madre de la Iglesia que nos acompaña en nuestra peregrinación hacia la casa del Padre. Con amor paciente y ternura maternal nos levanta siempre para volver a empezar. «Bendito santuario, que igual que en el Calvario, la Virgen, flor del campo, Jesús por madre dio» (canción Adiós, Virgen de Gredos).
Más madre que reina
Para terminar, hay algo llamativo en nuestra querida imagen: cuando volvemos cada año con el campamento, su pequeña corona no ha resistido los hielos del invierno y está caída o torcida. Me da que pensar que a la Virgen de Gredos no le gustan las coronas, pues es la «Madre de la humildad» como rezaba la letanía de un acampado de este verano. Estoy convencido de que nuestra Virgencita de Gredos es más madre que reina:
Y aquí tienes el sendero
que la Virgen, flor del campo,
en Gredos te descubrió.
(Abelardo, Flor escondida)






