La canción de mi padre

(I can only imagine)

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La canción de mi padre
La canción de mi padre
Si Dios es capaz de perdonar a todo el mundo, ¿por qué no me perdonaría a mí?

Por Jesús Jaraíz Maldonado

Estados Unidos, 2018
110 minutos
Dirección: Andrew Erwin,
Jon Erwin

En varias ocasiones hemos propuesto películas en las que la música desempeña un papel relevante. Recordemos El Concierto (Estar n.º 303), La Misión (n.º 307), El Visitante (n.º 309) o Amazing Grace (n.º 318).

A propósito de la música, Häendel pretendía con sus composiciones hacer de este mundo un lugar más bello y conseguir «mejores personas». Por su parte, J. S. Bach entendía que el único propósito y razón final de la música debería ser «la gloria de Dios y el alivio del espíritu».

Pues bien, esta película cumple ampliamente con esas expectativas. Prestemos atención a algunos aspectos destacables.

En primer lugar, La canción de mi padre está basada en hechos reales, de ahí que su argumento nos resulte tan cercano. Bart Millard, del grupo cristiano Mercy me, compuso en diez minutos el mayor éxito de música cristiana de Estados Unidos:
I can only imagine. Sin embargo, esa canción condensa los sufrimientos y miedos de Bart desde su infancia junto a un padre violento y odioso; para él, un auténtico monstruo.

¿Es posible la reconciliación entre un padre y su hijo, marcados por el odio y el rencor mutuos? Si es difícil perdonar, más arduo puede resultar atreverse a pedir perdón. Sobre todo, cuando se trata de un padre orgulloso que siempre ha despreciado y humillado a su hijo. La esperanza puede llegar a través de la música: «Si Dios es capaz de perdonar a todo el mundo, ¿por qué no me perdonaría a mí?».

Pero, ¿cómo perdonar a un padre al que has odiado toda tu vida? Un hecho, en principio intrascendente, viene en su auxilio. Su madre, cuando era niño, le envió a un campamento cristiano que le marcó. Rebuscando en la agenda campamental, vienen a su mente las palabras del educador en una velada: «Esta noche hablaremos del perdón».

En estos tiempos en los que tanto se cuestiona el principio de autoridad, cuánto bien puede hacer a un adolescente la clarividencia y firmeza de una profesora: «Tienes un don, Bart, y en mi clase estás obligado a utilizarlo. O suspenderás. Es tu elección». O de su manager musical: «Tienes que convertir tu dolor en fuente de inspiración».

La música puede ser un magnífico instrumento de redención. Resulta enriquecedor observar la relación musical que se establece entre la cantante cristiana Amy Grant, Bart Millard y su padre. Así lo ve Amy: «Encontré esta canción y la canción me salvó. La música hace estas cosas».

Finalmente, prestando atención a la letra de I can only imagine nos vienen a la memoria las palabras de Benedicto XVI a propósito de la música espiritual: «Esta música para mí, es una demostración de la verdad del cristianismo. Allí donde se desarrolla una respuesta así, se ha dado el encuentro con la verdad, con el verdadero creador del mundo» (Benedicto XVI, 4/7/2015).

Letra de I can only imagine

I can only imagine
What it would be like
When I walk by your side
I can only imagine
What my eyes would see
When your face is before me
I can only imagine
I can only imagine
Surrounded by your glory
What will my heart feel
Will I dance for you Jesus
Or in awe of You be still
Will I stand in your presence
To my knees will I fall
Will I sing hallelujah
Will I be able to speak at all
I can only imagine
When that day comes
When I find myself
Standing in the Son

No puedo más que soñar

No puedo más que soñar
cómo sería
caminar a tu lado.

No puedo más que soñar
lo que mis ojos verían
al estar frente a tu rostro.

No puedo más que soñar,
no puedo más que soñar.

Rodeado de tu gloria,
¿Qué sentirá mi corazón?

¿Bailaré para ti, Jesús,
o en asombro quedaré quieto?
¿Me quedaré de pie en tu presencia?
¿Caeré de rodillas?
¿Cantaré aleluya?
¿Podré siquiera hablar?
No puedo más que soñar.

Cuando llegue ese día,
cuando me encuentre
de pie ante el Hijo,
no puedo más que soñar.

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