La maternidad hoy

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María Pilar Cortés, madre de cuatro hijos, entrevistada sobre el valor de la maternidad.
María Pilar Cortés comparte su experiencia y visión sobre la maternidad hoy (familia Ayuso-Cortés).

Por Juanma Ayuso

Estamos en un momento de la historia en el que es muy necesario, al menos, poner en valor y recuperar algunos conceptos que siempre han sido vitales en la historia de la humanidad. Hoy nos referimos a la maternidad.

Del valor de la maternidad y de lo que supone en nuestro matrimonio y más en concreto en la vida de Pili como madre y mujer, compartimos el siguiente diálogo.

Pili, ¿Cómo valoras en tu vida el hecho de ser madre de cuatro hijos? ¿Qué te ha aportado como mujer?

El tema que me preguntas me apasiona, porque ser madre es una de las cosas más increíbles que le pueden pasar a una mujer y yo lo valoro como un don, un regalo por el que doy gracias todos los días de mi vida. Lo valoro cada vez más cuando veo a mi alrededor mujeres que por sus circunstancias no pueden serlo, circunstancias laborales, profesionales, de mentalidad, etc.

Como mujer y persona me ha aportado mucho: saca de ti lo que no te imaginas, te obliga a olvidarte de ti y pensar en otro, eso te llena. Te hace creativa, desenvuelta, organizadora de eventos, pacificadora en momentos de conflicto, etc. Me da pena que muchas se lo pierdan pensando quizá todo lo que les va a quitar. Por supuesto que quita tiempo, dinero, sueño y un largo etc. Pero se compensa con creces.

En esta idea de madre, ¿qué valor juega la presencia del padre y marido? ¿Crees que el hecho de ser madre ha ayudado a la relación matrimonial?

La presencia del padre y marido es fundamental en sus dos vertientes: material y afectiva psicológica. Hoy nos hacen creer que la mujer es una heroína, una supermujer empoderada que no necesita para nada al hombre. Pero, tanto a la madre y mucho más a los hijos, tener una figura masculina estable aporta seguridad y confianza. Como se dice en el libro Paternidad robada de María Calvo: «Un aumento de problemas sociales se ha dado en las últimas décadas…, y un factor común parece anidar en el origen: la ausencia paterna».

Nuestra relación matrimonial se ha enriquecido al compartir el proyecto común que tenemos de cara a los hijos, desde el deseo de tenerlos, verlos crecer, educarlos con unos mismos valores, etc.

Resulta muy atractivo viajar, divertirte, emplear tu tiempo para ti y tus aficiones. ¿Piensas que el tiempo entregado en tus hijos, el dinero empleado, tanto esfuerzo, te ha compensado en estos años?

Hay etapas en las que los niños cuando son pequeños te absorben todo el tiempo, es cierto, y el dinero y el esfuerzo empleado durante todos estos años vemos que nos está compensando porque ahora que son más mayores, desde diecinueve a veintiséis años, vemos muchas cosas que hacen como les hemos enseñado o como nos han visto hacer.

A algunas familias a veces preocupadas por sus hijos les decimos que si inviertes en ellos y te dedicas a ellos te responderán antes o después. Los niños son muy observadores, te están mirando continuamente y no les valen los discursos sino el ejemplo.

En estos años de matrimonio hemos procurado tener algunos ratos para nosotros como viajes de novios como decimos nosotros de dos noches, al menos, fuera, salir a cenar o al cine, realizar algún deporte o ir al pueblo, es decir no apartar totalmente las aficiones de cada uno. También son necesarias y muchas veces las hacíamos con los hijos, pero también ayuda tenerlas el matrimonio a solas para mantenerlo y cuidarlo.

En este año 2025, con motivo del Jubileo de los jóvenes en Roma, acompañaste a un grupo de chicas jóvenes durante 10 días. ¿Cómo has vivido la maternidad con ellas?

El Jubileo de los jóvenes en Roma ha sido una maravilla. Así es, me ofrecieron la oportunidad de acompañar al grupo de Altas Cumbres y aunque con algo de miedo por todas las condiciones exigidas en una peregrinación de un millón de personas, no me arrepiento para nada de haber ido. Además de convivir con nuestro pequeño grupo, compartíamos el bus 6 de la diócesis de Getafe con JCJ (Jóvenes del costado de Jesús) o Matata.

He podido acompañar, escuchar, consolar a las chicas. Veía que también era madre de todas ellas; al ser la única madre del bus mi papel era como el de tantas madres, que desde lo pequeño y más escondido hacen su labor.

Diez días peregrinando hacia Roma para pasar por la puerta santa, pasamos por la de San Pablo Extramuros, y para encontrarnos con el papa León XIV, han sido muchos momentos intensos, algunos difíciles por el cansancio acumulado, por las emociones de vivir la fe con tantos jóvenes de tantos países, y el Señor tocando el corazón de cada uno a través de la confesión, de la eucaristía; yo rezaba por cada uno de ellos, les sentía como hijos, no solo por los míos, Jorge, Juan, Ana y Clara; el corazón se ensancha y quieres rezar por todos.

Y el momento culmen fue cuando, en Tor Vergata, al acercarnos a comulgar veíamos que era imposible, la fila hacia el paraguas amarillo que acompañaba a los sacerdotes repartiendo la comunión en vez de acercarse se alejaba y aumentaban los ríos de jóvenes que querían recibir al Señor. Al mismo tiempo nuestros deseos de recibirle se agrandaban y cuando conseguimos llegar a uno de ellos se dirigió hacia mí y me entregó el cuerpo de Cristo en las últimas miguitas rebañando del cáliz, Jaime Mas dijo: «Ya ha comulgado la madre como representante de todos, ya está», nos abrazamos para dar gracias y llorando de emoción estuvimos en silencio. Teníamos a Dios en nuestros corazones, no necesitábamos nada más. Parecía que el Señor también nos quería enseñar el valor de la maternidad con este detalle tan precioso que tuvo conmigo; yo así lo viví.

Para terminar. ¿Qué les dirías a las mujeres jóvenes de hoy que dudan, que tienen miedo?

Que tengan confianza, que tenemos inscrito en el corazón el deseo y la capacidad de dar vida y que todos nacemos como hijos de alguien, con un vínculo; ellas son necesarias junto a sus maridos.

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