Fung Yihan descubre a santo Tomás de Aquino

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Foto de Fung Yihan, joven conversa malasia inspirada por Santo Tomás de Aquino.
Fung Yihan, quien descubrió la fe católica y se convirtió tras conocer las obras de Santo Tomás de Aquino.

Al igual que de Oriente surge la luz creciente anunciadora de un nuevo día, así, de naciones del sol naciente, nos llegan esperanzadoras noticias de adhesión a la fe cristiana. Asia, donde la comunidad cristiana es a menudo una minoría incomprendida.

Un botón de muestra actual: En la Vigilia Pascual del año 2024, en la Arquidiócesis de Singapur, un millar de personas recibieron el sacramento del Bautismo tras una adecuada preparación catequética. Se estima que en Singapur, con una población de alrededor de 5,9 millones, hay 395.000 católicos.

Pues bien, hoy en nuestra sección «Uno de nosotros», traemos a nuestros lectores un ejemplo reciente de Malasia, el de Fung Yihan, de 32 años, que en la pasada Vigilia Pascual del 19 de abril fue acogida en el seno de la Iglesia con el nombre de Catalina. El conocimiento de las obras de Tomás de Aquino fue lo que la condujo desde el anglicanismo al catolicismo, si bien su trayectoria de conversión se inició muchos años antes.

En efecto, Fung es oriunda de Kelantan, un estado del este de Malasia donde casi el 96 por ciento de la población es musulmana-malaya. De hecho, los católicos y protestantes juntos representan alrededor del 0,4 por ciento, según las estadísticas oficiales de 2020.

A lo largo de su vida había asistido a bodas y otros eventos sociales en iglesias de Kelantan. Le interesaba el cristianismo, pero no lo seguía porque vivía con sus padres, taoistas-budistas.

Llegó a Kuala Lumpur, la capital de Malasia, para cursar estudios superiores y luego empezó a trabajar. Ella confiesa que en aquel entonces: «Me convertí en una joven como las demás: la religión se consideraba anticuada y obsoleta».

Pero la vida en la ciudad era estresante y a Fung le resultaba difícil afrontarla. El estrés de trabajar en una de las cuatro firmas de contabilidad más importantes del mundo comenzó a agotarla.

Sigue recordando: «Era muy competitivo, un mundo despiadado. Por eso me encontraba completamente enajenada».

Por ello, en busca de sosiego y paz comenzó a buscar una iglesia, cualquier iglesia. Y encontró una anglicana. Fue allí donde escuchó un sermón que trataba sobre cómo a Dios no le importaban nuestros logros. Lo interpretó como una señal para seguir asistiendo a la iglesia. Se bautizó, pues, en la Iglesia anglicana en 2003, sin la oposición de sus padres.

En 2023 Fung Yihan se inscribió en un curso de teología. ¿El motivo? «Con frecuencia experimentaba episodios de aridez espiritual en los que sentía que Dios me había abandonado. Es una experiencia terrible y confusa». Sin duda se trataba de una desolación, la noche oscura del alma que Dios permitía para su purificación.

Y fue precisamente el tema del sufrimiento la tarea que abordó en su curso de teología. Aunque se trataba de profundizar en el libro bíblico de Job, «encontré algunos versos de esperanza y aliento, pero todavía me sentía perdida», recordó.

Decidió ampliar su investigación a obras de eruditos protestantes, pero comprobó que no decían por qué uno necesita perseverar en medio del sufrimiento. En definitiva, no abordaban en profundidad el tema de la aridez espiritual.

Por ello decidió ampliar su estudio a autores alternativos. Y el primer lugar donde empezó a ver la luz fue precisamente en el Catecismo de la Iglesia católica, cuando trata sobre la noche de la fe.

Descubrió, ampliando su perspectiva, que algunos santos, como san Juan de la Cruz, la santa Madre Teresa y santa Teresa de Lisieux, expresan en sus escritos cómo lidiaron con la sequedad espiritual.

Pero fue finalmente en santo Tomás de Aquino donde Fung descubrió que no solo sus enseñanzas sobre el sufrimiento, sino la teología católica en su conjunto era lo que realmente le atraía. La teología católica empezó a tener sentido para ella. La Sagrada Tradición hizo que las enseñanzas bíblicas fueran mucho más prácticas y fáciles de seguir.

Después de que comenzó a leer y comprender más sobre el catolicismo, su interés creció. Comenta: «Fue un gran alivio saber que Dios nunca abandona a nadie y que estos momentos de aridez espiritual no necesariamente se deben a que esté haciendo algo mal. Y es bueno perseverar en tal estado de desolación».

A principios del año pasado, 2024, comenzó a asistir a misa en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Brickfields, cerca de su casa. «Me gusta mucho la misa. Es tan hermosa, como el cielo en la tierra», dijo Fung.

Unos meses después, en agosto, se inscribió en el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA). Fung era una de los 11 catecúmenos y candidatos para el RICA en la sección de habla inglesa de esa parroquia.

Y fue así como Fung esperó con ilusión la Vigilia Pascual —del 19 de abril— en la que adoptó el nombre de Catalina como su nombre de confirmación. No necesitó bautizarse porque la Iglesia católica reconoce su bautismo anglicano.

Sus impresiones últimas: «Santa Catalina de Siena. Me encanta su completa entrega a Dios. Tiene un amor inmenso por Dios. Me encanta esta idea de unir nuestro sufrimiento con Cristo, de estar estrechamente unidos a Dios en todo momento».

Fung es una persona mucho más feliz ahora pues ha descubierto que su vida espiritual avanza «por un camino más firme y en una dirección con más propósito».

Finalmente, una consideración: Uno de los mayores desafíos para un protestante que acepta las enseñanzas de la Iglesia católica es el papel de la Virgen María. Pero, para Fung, eso no era un problema en absoluto. Afirma: «Cuando entiendas quién es María y su papel como intercesora, la amarás».

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