Estados Unidos, 2020
108 minutos
Director: Chloé Zhao
No hay peor soledad que la soledad impuesta. Comentaba una amiga, médico de familia, que uno de los graves efectos que observó de la pandemia COVID-19 fue la soledad de las personas mayores. Lo más preocupante es que en numerosas ocasiones no desearon convivir con nadie. Es el caldo de cultivo óptimo para justificar la eutanasia (Plan 75, Estar 344, abr. 2024).
Así mismo, tampoco es buena la pobreza no elegida libremente. En Nomadland, pobreza y soledad van de la mano. Fern tiene todo lo que desea. Un marido al que ama, casa propia, trabajo estable y amigos en Empire, Nevada. Pero la crisis económica arrasará en 2011 la comarca en la que viven. También perderá a su marido, víctima de una dolorosa enfermedad.
Sola y pobre, Fern pasará a engrosar el creciente número de nómadas que en Estados Unidos no pueden disponer de vivienda propia, ni trabajo estable o pensión digna, a pesar de haber trabajado toda su vida. Sobreviven desplazándose por distintos Estados en busca de trabajos precarios y temporales. Equivalen, ochenta años después, a la versión moderna de las caravanas de menesterosos de Uvas de la ira (Estar 339, abr. 2023). Fern ha tenido que cambiar sus prioridades, comenzando por su vieja furgoneta —«Mucha gente no comprende el valor de eso. Yo vivo ahí. Es mi hogar».
Estos nuevos nómadas, tan indefensos y desorientados, necesitan intercambiar sus experiencias de supervivencia en un encuentro anual en el desierto de Arizona: «Debemos organizarnos y cuidarnos unos a otros». Después, cada uno regresa a su solitaria furgoneta.
Fern conocerá en el desierto a nuevos compañeros de soledad. Sus dificultades familiares: «Supongo que se me olvidó ser padre». Su búsqueda de la belleza en la naturaleza. O el deseo de permanencia tras la muerte: «Tirarán una piedra al fuego en mi memoria».
En los momentos más duros de su deambular, esta mujer experimentará también la compasión de buenos samaritanos que procuran aliviar su sufrimiento. Incluida, cómo no, la familia, que es el mejor antídoto contra la soledad. Resulta interesante observar las diferencias entre las familias de David —amigo nómada— y la de Fern, así como la actitud de ambos ante ellas.
Nomadland nos ayuda a reflexionar sobre la pandemia de la soledad, que en España sufre en torno al 20 % de la población. Y, puesto que no es bueno que el hombre esté solo, ¿qué respuesta se puede aportar en rápidas pinceladas desde distintos ámbitos de la fe al problema de la soledad?
En primer lugar, un papa, Benedicto XVI recordó que «La persona que ora nunca está totalmente sola».
Por otro lado, para Thomas Merton, que buscó la soledad del monasterio, «El amor y la soledad son la única base de la madurez y la libertad verdaderas».
Carlo Carreto, en cambio, optó por el retiro monástico en el desierto. Para él «La soledad es destino del hombre; por ello necesitamos entrenarnos, prepararnos, para saber “estar solos”».
Y finalmente, un laico, Abilio de Gregorio proponía «entrenarse y aprender a vivir espacios de fecunda soledad» (Estar 307, dic. 2017).