Conversaciones con mi maestra. Dudas y certezas sobre la educación

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Catherine L’Ecuyer publicó hace no mucho dos muy buenos libros sobre educación: Educar en el asombro (2012) y Educar en la realidad (2015), ambos con un denominador común: la apertura del niño a la realidad promoviendo y orientando su deseo de conocer.

En 2019 defendió su brillante tesis de doctorado, publicada con el título Montessori ante el legado pedagógico de Rousseau. Pues bien, Conversaciones con mi maestra (2021) es el intento de hacer llegar al gran público el resultado de dicha investigación. Adopta el formato de una novela, lo que hace más asequible el esfuerzo divulgador y el inteligente análisis que lleva a cabo.

El objetivo de la autora es ofrecer a padres y educadores una reflexión acerca de la educación que hoy se imparte en centros escolares, en universidades y centros de formación del profesorado, analizando sus presupuestos y sus fines. «La ausencia de reflexión acerca de los fines de la educación ha dado vía libre a las ocurrencias de gurús educativos a los que se les permite jugar con una realidad tan trascendente como es la escuela», escribe.

El libro recoge las conversaciones entre Casilda, una sabia maestra recién jubilada —alter ego de L’Ecuyer— y Matías, un inquieto estudiante de magisterio. Repasa las corrientes educativas que hoy podemos encontrar en escuelas, leyes y políticas educativas. A lo largo de la conversación Casilda desmonta, siguiendo en cierto modo el estilo socrático, propuestas pedagógicas que emborronan y lastran el panorama educativo presente. Pone para ello a la luz los fundamentos filosóficos que hay detrás de las corrientes pedagógicas y las contextualiza ofreciendo datos y valoraciones muy esclarecedores.

La autora, partiendo de los planteamientos de Maria Montessori y basándose en una concepción del ser humano tomada de los mejores clásicos, rompe con el falso dilema entre educación «nueva» o «tradicional», y aporta claridad a padres y educadores para desentrañar lo que hay detrás de las propuestas pedagógicas y los mitos educativos hoy en boga.

Más que por su valor literario, que sin embargo hace asequible la reflexión de fondo, este libro es muy valioso por su penetrante análisis y sus lúcidas valoraciones, que permiten entender de dónde vienen y a dónde van dogmas pedagógicos que se presentan como panacea para la educación en unos tiempos de crisis como los nuestros.

La tarea de educar corresponde en primer lugar a la familia, que busca la colaboración de instituciones e instancias cuya razón de ser es estar al servicio de aquella primordial responsabilidad. Pero los padres deben saber qué es lo que se enseña de verdad en tales ámbitos, más allá de la propaganda y de la moda. «Me parece que es clave que los padres aprendamos a recuperar esa sensibilidad que nos permite saber lo que necesitan nuestros hijos en cada momento», explica la autora.

Estamos ante un libro más que recomendable para la formación de los padres, los profesores y educadores en general.

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