Por Paula Alió
Estos diez años de pontificado del papa Francisco han supuesto cambios en muchos ámbitos de la Iglesia. La mujer y su estatus dentro de la institución no han quedado a un lado. En más de una oportunidad se ha dirigido a las mujeres, recalcando el papel importantísimo que ellas ocupan en la vida civil, abogando por el reconocimiento pleno de sus derechos, no sólo para que se las respete siempre y en todo lugar, sino también para que sea posible generar un espacio en donde desarrollar sus talentos y puedan así aportar su riqueza en el mundo: la mujer es necesaria «en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales» (Evangelii gaudium, n.º 103).
Hablamos con Mª Ángeles Conde Mir, nacida en Móstoles, Madrid, en el año 1982. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, es corresponsal en el Vaticano para el canal de televisión Trece TV y para la revista Ecclesia; participa también en la cadena de radio Cope y colabora con publicaciones semanales como Alfa y Omega, Vida Nueva y Aleteia.
Comenzamos nuestra conversación, como no puede ser de otra manera, preguntando a Mari Ángeles sobre su vocación como periodista especializada en información religiosa. Después continuamos reflexionando sobre los cambios que el papa Francisco está introduciendo en la Iglesia como es el caso de la visibilización de la mujer en puestos de responsabilidad que hasta la fecha habían sido ocupados por hombres.
P1. ¿Siempre quisiste dedicarte a la información de la Iglesia?
AC: En realidad no, aunque suene extraño. Yo quería estudiar Bellas Artes. En su defecto, prefería dedicarme al cine, la televisión o la fotografía. No me llamaba la atención escribir ni tampoco la información religiosa. Pero poco a poco me adentré en este mundo en el que, más que la Iglesia como institución, me interesan las personas buenas que la conforman. Admiro extraordinariamente a los misioneros, por ejemplo.
P.2 ¿Qué han supuesto para ti haber recibido premios Juan Pablo II de Comunicación o el ‘Lolo’ en 2019?
AC: Es un buen incentivo, no cabe duda. Más que reconocimiento creo que es un toque de atención para seguir trabajando con responsabilidad y, sobre todo, con profesionalidad. Sin profesionalidad estamos perdidos porque tenemos demasiada información a nuestro alcance que, sin la elaboración profesional, se convierte en ruido.
P.3 Guardamos en la memoria a Paloma Gómez Borrero, periodista de la era Juan Pablo II. Hoy, Eva Fernández, en primera línea informativa de la Iglesia ¿Dónde se encuentra el listón periodístico para ti?
AC: En este caso, cada día tiene su afán. Si hay algo que tenemos que ser los periodistas es resolutivos, porque las noticias no avisan. Yo no me pongo listones porque todos los días aparecen dificultades nuevas. Por eso, es fundamental la formación. Estas dos mujeres que citas, la tienen. Paloma fue la pionera y de su ejemplo nos nutrimos todas. Y lo mejor es que cada vez somos más mujeres las que informamos desde Roma al mundo.
P.4 Hoy la mujer está presente en muchas instituciones de la Iglesia, ya hay nombramientos en los dicasterios, ¿se valoran estos cambios?
AC: ¡Se valoran y cómo! Porque además de nombrar a mujeres que ocupen cargos para los que están sobradamente preparadas, hay que hacerlo saber. Esas mujeres que ahora tienen puestos de mayor responsabilidad en la Iglesia tienen una formación vastísima e inmejorable. Lo que es inexplicable es cómo hasta ahora mujeres con tal preparación no habían tenido cargos de peso.
P.5 ¿Los cambios son de base o todavía superficiales?
AC: Los cambios han comenzado hace años y hay algunos muy notables. Por ejemplo, en la secretaría general del Sínodo hay una mujer, Nathalie Becquart, una religiosa entre obispos. O la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta. O la religiosa Raffaella Petrini, número 2 de la gobernación del Estado Vaticano. Y, como también ha dicho el papa, no descartemos en el futuro que una mujer esté al frente de un dicasterio.
P6. En muchas ocasiones Francisco ha condenado la violencia contra la mujer ¿Qué se puede hacer en este sentido desde las instituciones?
AC: Denunciar todas y cada una de las situaciones que comprometan la integridad física o psicológica de una mujer, una joven o una niña. Creo que es algo que podemos ver y que el sentido común nos dicta. Nosotros también somos «las instituciones» en la medida en que formamos parte de ellas. La omisión es también una forma de complicidad y esto el mismo Francisco lo ha regulado, por ejemplo, en el caso de abusos sexuales al penalizar no solo la comisión, sino también el encubrimiento.
P.7 En nuestro Movimiento de Santa María estamos trabajando este año la misión de lo cotidiano. Como profesional cristiana ¿Cómo transformas el mundo desde tu posición de comunicadora?
AC: Yo me considero un medio. La voz es la de las personas que «me utilizan» para expresar sus problemas, preocupaciones o anhelos. Sobre todo, quien está dedicado a esta profesión no tiene horarios; muchas veces, no sabe lo que es un fin de semana libre, o se pierde las fiestas que el resto disfrutan. Y más que nada, quien empatiza a veces se lleva una mochila a casa cargada con el sufrimiento de las personas que ha conocido y entrevistado. También con sus alegrías. Todo ello te compromete. Poner esto al servicio de un mundo mejor, evidentemente desgasta, pero también da mucho.
Finalizamos una entrevista directa, profunda y sincera; dándole las gracias a Mª Ángeles por su compromiso con la sociedad, con el mundo y con la Iglesia.