Lo que quiere el sabio

54
Cada uno es hijo de sus obras
Cada uno es hijo de sus obras

“La vida de un hombre no vale nada si no vive de acuerdo con su conciencia”.

Gary Cooper

-Profe, ¿qué es la conciencia?

-Es la propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta.

-En castellano, por favor.

-Conocimiento interior del bien y del mal. Es nuestra respuesta interior a las diversas situaciones que nos plantea la vida. Tenemos que seguir siempre el juicio de la conciencia y debemos procurar que esta esté guiada por la verdad.

-O sea, que cada uno haga lo que quiera según su conciencia.

-No se trata de hacer cada uno lo que quiera, sino más bien de hacer lo que uno piensa que debe hacer. De ahí que tenemos la obligación de formar nuestra conciencia (entendida como conocimiento del bien y del mal) porque su función no consiste en crear, sino en encontrar la verdad y los valores.

No hay mejor alabanza a una persona que decir que es un hombre de principios, de fuertes convicciones, pues significa que saca del propio interior y no del entorno la fuerza original para vivir. Recuerdo ahora una cita de Confucio: “Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgar lo busca en los demás”.

– Esta cita, profe, me recuerda otras dos.

-¿Cuáles?

– Una de Platón que afirmaba que “cada uno es la causa de su propia elección” y otra de nuestro eximio Cervantes cuando pone en boca de D. Quijote: “Cada uno es hijo de sus obras”.

-Efectivamente, la libertad y la responsabilidad constituyen una pareja inseparable. No hay criterios firmes de conducta sin fidelidad a los compromisos contraídos libremente.

Muchos adolescentes, llevados por el deseo de mayor independencia y autonomía, actúan por reacción -no por elección- ante las cosas que escucha en casa o en los centros educativos. Basta con que los padres o profesores les den algunos consejos para que no hagan caso porque lo ven como una imposición.

-Me está recordando, profe, otra cita. ¿Se la digo?

-¿De quién es?

-De Mona Crane: “Hay tres maneras de conseguir que se haga algo: hacerlo uno mismo, contratar a alguien o prohibir a un hijo adolescente que lo haga”.

-Exacto. Pero al terminar la adolescencia, ya se espera que uno haya adoptado una actitud personal y estable en la vida. En la formación del equilibrio libertad-responsabilidad, los padres tienen un papel muy importante durante la adolescencia. Tienen que ser sugerentes; no opositores o proteccionistas. Una actitud demasiado protectora o posesiva puede impedir o retrasar la maduración de los hijos. Los padres deben adoptar una actitud de acompañamiento que fomente su legítima independencia, y que no sustituya la responsabilidad del joven en las decisiones que él tiene que tomar por sí mismo.

-Es un principio educativo de libro, profe: “Cada vez que le hacemos algo al niño que él podría hacer por sí mismo, retrasamos su madurez”.

-Al niño, al joven y al mayor, Pedro.

-Lo del niño y el joven, lo sé, Profe; lo del mayor…todavía…

-Ya.

Artículo anteriorEl cuadro del hijo
Artículo siguienteRetrato de los jóvenes actuales: ¿Cómo llegar a ellos?