Los 80 años del P. Juan Álvarez Hidalgo

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De izquierda a derecha, José A. Benito, P. Juan Álvarez, P. Alfonso Tapia, P. Santiago Manso e Iván landa
De izquierda a derecha, José A. Benito, P. Juan Álvarez, P. Alfonso Tapia, P. Santiago Manso e Iván landa

Ha cumplido 80 años de vida, 63 de su entrega a la Virgen, 50 años de sacerdocio, de los que 47 ha pasado por América, y sobre todo, Perú. Sin olvidar una cifra récord en el Santuario de Huata, por Huaraz, poco después del terremoto del 70; un domingo celebró 14 misas con sus homilías; Monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, obispo de Huaraz, aunque gozoso de ver tanto bien le puso cuatro misas como tope.

La foto es elocuente testigo de nuestro encuentro familiar —con sabroso almuerzo incluido—al que se unió gozosamente el P. Alfonso Tapia, recién llegado de su vicariato de San Ramón para un curso en Lima. Les comparto el apretado resumen que preparó hace diez años (revista Cumbres. Lima, Noviembre 2007, nº 250, pp. 75-77) con el «añadido» actualizado a mi petición para Estar. Mil gracias; nuestra oración por sus primeros 80 años y ¡que cumpla santamente, muchos más!

«Con algunos datos, fruto de un Ideal, un programa, un horario mantenido y mucho amor a la Virgen:

  1. Los primeros 15 años, trabajos de siembra en 90 Colegios Nacionales, tres por día en mañana, tarde y noche; unos 220.000 jóvenes al mes; y se han repartido doce millones de volantes con doctrina católica.
  2. Misiones en 8 pueblos de la Cordillera, donde no llegaban las carreteras.
  3. Colaboración con 14 comunidades de religiosas, continuando con 8. También con 6 parroquias.
  4. Se construyen siete Capillas y una iglesia, santuario mariano en Huata de Carás, Ancash.
  5. Jornadas Apostólicas, 56.
  6. Ejercicios Espirituales en completo silencio con 1.800 grupos y 27.000 participantes; desde dos días, hasta treinta.
  7. Retiros de 3, 6 y 24 horas a 2.200 grupos y 32.000 participantes.
  8. Campamentos de verano, 104 con 1.600 participantes.
  9. Marchas de fines de semana y travesías de 7 días, 500, con 6.000 participantes.
  10. Kilómetros recorridos por tierra, mar y aire, unos dos millones novecientos mil.
  11. Hogares, alquilados temporalmente, unos 20. Permanentes 7, propios 5.
  12. Bibliotecas, 8.
  13. Horas de confesionario y dirección espiritual, en varias iglesias y templos, unas quince mil, con atención de unos trescientos mil, en todos los ambientes: trenes, calle, carretera, sierra, taxis, hospitales, clínicas, etc.; es la pastoral de paso, facilitada por la sotana.
  14. Bautizos, unos 2.000.
  15. Primeras Comuniones, unas 3.000.
  16. Santa misa, unas 30.000.
  17. Confesiones, unas 150.000.
  18. Rosarios, unos 60.000.
  19. Grabaciones en cassette en meditaciones de media hora: Retiros, 240; Ejercicios, 480.
  20. Diapositivas, 10 grupos de dos horas.
  21. Filmaciones en temas religiosos, meditaciones, y formativos, 280 horas. Retiros, Ejercicios, Teología.
  22. Cintas VHS, 390 horas. Retiros, Ejercicios, Teología.
  23. En DVD, 384 horas. Retiros, Ejercicios, Teología.
  24. En CD, hasta el momento, 96 horas.
  25. Libros, 55.
  26. Tiempos de oración tranquila ante diversos Sagrarios, o senderos, bogues y en las cumbres; en aviones, trenes, barcos y a pie, unas 30.000 horas.
  27. En Lima, 2° capellán y rector de la iglesia de la Concepción, unos 37 años.
  28. Dinero invertido, procedente de algunos familiares, amigos e institución, además de lo personal, un millón de dólares, unos novecientos mil euros.
  29. Y otras muchas cosas que solo Dios y la Virgen conocen, consciente de que he hecho lo que tenía que hacer, con mucha alegría, con mucho amor, y que podía haberlo hecho mejor.
    Son cifras normales en quien ha vivido esos años. Por ejemplo, pregunten a un ama de casa de 60 o 70 años, cuántas veces ha cocinado, lavado, limpiado la casa, o cuántas camas ha hecho en los años de su vida, y salen muchos miles. O las horas de oficina de un jubilado, o los zapatos arreglados por un zapatero, etc. Por todo, damos muchas gracias a Dios y a la Virgen. Y a seguir trabajando hasta que Dios nos llame.
  30. Fruto del venerable P. Tomás Morales:
    Yo conocí al padre Tomás Morales en 1954 cuando llegué a Madrid de un pueblo de La Mancha a un banco y estudiaba Economía. Yo no quería por aquel entonces ser sacerdote pero hice cuatro días de ejercicios espirituales con este sacerdote y en aquella primera tanda me preguntó si quería entregarle a la Virgen toda mi vida. Le dije que sí. Yo no sabía lo que la Virgen me pediría, pero ciertamente sabía que la Virgen no me puede pedir nada malo sino algo muy bueno y no dudé en decirle que sí.
    Cuando luego le dije que quería marcharme de misionero a Japón, el padre Morales me dijo que también tenía que ser misionero en Madrid, en el Banco donde trabajaba, porque hoy día toda el mundo es tierra de misión y tenemos que ser misioneros como decía Juan Pablo II no sólo en la sierra sino en las ciudades; en cualquier ambiente en que nos encontremos tenemos que llevar a Cristo a la gente y ayudarles a encontrar el sentido de sus vidas… La Iglesia no es para los limpios sino para limpiarnos». Por último nos exhortó a ser valientes para transmitir el mensaje cristiano y no avergonzarnos de dar testimonio. La muerte no es el final. Nos espera el Cielo.
  31. Gracias y bendición
    Agradezco a Dios, el que después de mis padres Juan y Fermina y hermanos, el hoy venerable padre Tomas Morales y Abelardo de Armas aparecieran a mis 16 años con una influencia decisiva en mi encuentro con la Virgen.
    Como militante y cadete en 1954. Como alférez en 1955. Como caballero y cruzado en 1956. Como soldado de España en Lanzarote y África. Como sacerdote en 50 años y misionero en Perú 47.
    Por las muchas y maravillosas experiencias apostólicas en todos los ambientes y el más de medio millón de confesiones, te damos gracias, Señor.
    Con la visita del Santo Padre al Perú pedimos una renovación espiritual y moral.
    Y, ante la euforia del futbol por la clasificación del Perú para el mundial de Rusia, metamos muchos goles al diablo con las obras buenas y virtudes, evitando que él nos meta goles a nosotros con los pecados.

Os bendice, padre Juan.

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