Contigo en acción

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Contigo en acción
Contigo en acción

Por María Carmen Toraño López

Soy Marta, uno de los personajes del musical Contigo. La misión que tengo en el musical es unir a mi familia, a mis hermanos, en torno a la casa de nuestro padre. Una tarea que puede parecer difícil en el musical y trasladada a la vida cotidiana casi misión imposible. Pero os voy a relatar cómo la vivencia de las obras de misericordia es posible hoy, en nuestro siglo XXI.

Soy jefa de estudios, profesora de Secundaria y Bachillerato y miembro del equipo de pastoral del Colegio Santísimo Sacramento de Madrid. Cada curso experimento el gran regalo que es vivir las obras de misericordia como un adelanto de lo que puede ser el cielo.

Esto se concreta en la obra social Cachito de Cielo y en la capilla de adoración perpetua Cachito de Cielo en la que tengo la oportunidad de participar todos los años con alumnos y profesores del colegio.

La Obra Social Cachito de Cielo vinculada y dirigida por la Congregación de las Religiosas Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, en colaboración con los voluntarios, es una manera de hacer presente a Jesús en medio de nuestros hermanos que sufren, compartiendo sus alegrías y tristezas, haciendo vida el mandato: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis…» (Mt 25,35-45).

De lunes a domingo, se brinda un desayuno a nuestros hermanos más necesitados, donde se ofrece mucho cariño, respeto y acogida, acompañado de un café caliente, bocadillos y bollería. El comedor siempre está abierto para todos de 10,00 a 11,30 h. Los martes y jueves se hace entrega de alimentos a familias necesitadas, dichos alimentos son donados por el Banco de alimentos, Cáritas, Cruz Roja, colegios, otras instituciones solidarias, así como muchos benefactores anónimos.

Este trabajo solidario se vive como una verdadera invitación de Jesús para llevar a los corazones de tantas personas que pasan dificultad, un mensaje de amor y decirles que Dios no les abandona, que Él camina con ellos. «En el cielo y en la tierra lo que vale es el amor» es una de las frases que siempre repetía María Emilia Riquelme (fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento) y que llevamos grabada en nuestro corazón.

En noviembre, acabados los exámenes de la primera evaluación, llevamos a nuestros alumnos de Bachillerato a la obra social Cachito de Cielo y tenemos una convivencia allí. Ellos, junto a sus tutores, se encargan de preparar los bocadillos y servir los desayunos a las personas que viven en la calle o con grandes dificultades y que posiblemente ese sea el único alimento que se llevan a la boca durante el día. Una vez dejan recogida la sala de los desayunos, pedimos a una o dos de las personas que han entrado ese día a desayunar que nos cuenten su experiencia vital y cómo han acabado en esa situación. Nuestros alumnos terminan esta convivencia con el corazón encogido al ver el sufrimiento por el que pasan muchos de nuestros hermanos hoy en Madrid y por otro lado con el corazón esperanzado porque un pequeño gesto de amor (servir un café caliente, escuchar con atención y cariño a los que parecen «invisibles» en nuestras calles) puede permitir a una persona vivir un día diferente, con mayor alegría en medio de su dificultad.

La otra experiencia vivida con los profesores, alumnos y antiguos alumnos del colegio se llama Search Night y se realiza en la capilla Cachito de Cielo, capilla abierta las 24 horas del día en pleno barrio de Chueca en Madrid de la misma congregación de religiosas. La Search Night es una experiencia de evangelización por la noche por las calles de Madrid. Para ello se organizan varios grupos: los misioneros que son los que salen a evangelizar, a hablar con los transeúntes e invitarles a entrar, para que podamos rezar por sus intenciones; los adoradores que permanecen en la iglesia, rezando por las intenciones de las personas que entran; los animadores que cantan y tocan en directo, mientras los acogedores dan la bienvenida con velas a los que entran. Yo participo en este grupo de animación junto a varios profesores.

Esta experiencia de rezar por las intenciones de nuestros hermanos que entran es una obra de misericordia que llena el corazón. «Rezar a Dios por vivos y por difuntos» es una de las canciones que cantamos en nuestro musical y que hacemos vida una noche de viernes cada dos meses, acogiendo a decenas de personas «desconocidas» que entran a la capilla de Cachito de Cielo animados por los evangelizadores que van de dos en dos por las calles. La capilla se llena de velas y de luz, la luz que nos permite reconocer que Dios siempre nos espera para acogernos con su infinita misericordia.

Algunas personas que entran se quedan en los bancos rezando. He visto lágrimas en los ojos, nos hemos emocionado con una joven soprano que nos pidió poder cantar un avemaría a capela, nos hemos unido mucho más entre los compañeros del colegio por vivir la fe juntos, y nuestros alumnos nos agradecen, cada vez que vamos, el testimonio que les damos por cantar y adorar al Señor. Solo puedo decir al finalizar cada noche de evangelización «la misericordia del Señor, cada día cantaré» y viviré como adelanto del cielo que nos espera.

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