Nuestra vocación es el amor.
Si no aprendemos a amar, nuestra vida carece de sentido
Santiago Arellano Hernández
Nada más luminoso que las palabras del beato Juan Pablo II en su primera encíclica “Redentor Hominis”, allá por el año 1979. “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente.” Clave antropológica para entender los gozos y las miserias humanas. Y desde luego a Cristo, plasmación visible del más perfecto de los amores. En su muerte y en su resurrección se nos ha revelado el Amor de Dios en la historia amorosa más sublime que jamás podía sospechar nuestra condición. San Juan de la Cruz nos la contó en su delicioso poema el “Pastorcico”. Fragmento:
Y dice el pastorcico: «¡Ay desdichadoDe aquel que de mi amor ha hecho ausenciaY no quiere gozar la mi presenciaY el pecho por su amor muy lastimado!»Y al cabo de un gran rato se ha encumbradoSobre un árbol do abrió sus brazos bellosY muerto se ha quedado asido de ellosEl pecho del amor muy lastimado.
Más universal y profundo, el poema “Ajeno” de Claudio Rodríguez. Las experiencias extraídas de la vida ordinaria le sirven de punto de partida. Hay entrar y salir de casa, hay abrir y cerrar de puertas, hay día y noche, luz del alba y calle, paseos, pies oscuros y cojeras. Todo ello para expresar el vacío y soledad de quien no ama. Más aún, a quien no ama no se le puede ni conocer y aunque tenga una vivienda “nunca habitará su casa”. Rotundo.
“Largo se le hace el día a quien no amay él lo sabe. Y él oye ese tañidocorto y duro del cuerpo, su cascadacanción, siempre sonando a lejanía.Cierra su puerta y queda bien cerrada;sale y, por un momento, sus rodillasse le van hacia el suelo. Pero el alba,con peligrosa generosidad,le refresca y le yergue. Está muy clarasu calle, y la pasea con pie oscuro,y cojea en seguida porque andasólo con su fatiga. Y dice aire:palabras muertas con su boca viva.Prisionero por no querer, abrazasu propia soledad. Y está seguro,más seguro que nadie porque nadaposeerá; y él bien sabe que nuncavivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,¿cómo podemos conocer o cómoperdonar? Día largo y aún más largala noche. Mentirá al sacar la llave.Entrará. Y nunca habitará su casa.”
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Mujer Pensativa (Montserrat Gudiol) |
Buscad la obra de Monserrat Gudiol, pintora catalana, nacida en Barcelona en 1933. La estilización de los rostros o de las manos y pies me recuerda la peculiar concepción de la belleza de Amedeo Modigliani o la pintura medieval tan vigorosa en Cataluña; en el conjunto, destaca la influencia de Picasso, en sus etapas rosa o azul. Os la menciono por su concordancia con nuestro tema. En sus rostros se percibe una melancolía profunda que contrasta con la refinada y exquisita elegancia de sus composiciones. Un mundo tan distinguido como insuficiente. Ante sus personajes me parece escuchar: Si no tengo amor, no me sirve de nada.