Ganar un partido

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Ganar un partido. Ilustración: Juan Francisco Miral.
Ganar un partido. Ilustración: Juan Francisco Miral.

La vida comienza al final de la zona de confort.

Neale Donald Walsch

En la madrugada del 31 de mayo al 1 de junio de 2022, Rafa Nadal derrotaba en Roland Garros al serbio Novak Djokovic, pasando a semifinales del campeonato y, consiguiendo, al final, hacerse con su 14 Roland Garros. Caso único en la historia del tenis mundial.

El mismo Djokovic, al caer derrotado por un Nadal teóricamente mermado por las lesiones y dolores, declaró: «Rafa es capaz de volver al 100% pocos días después de estar lesionado y apenas poder caminar. Ha demostrado, una vez más, que es un campeón».

Hablar de Nadal es hablar de superación, de capacidad de sufrimiento —resiliencia, gusta decir ahora—, de apretar los dientes y estirar la frontera del dolor para seguir adelante, aunque la «prudencia» aconseje parar.

Rafa es ejemplo de inspiración para todos: jóvenes, adultos, directivos, trabajadores…; ejemplo para todos aquellos que busquen superarse día a día. Y es ejemplo porque, como él mismo dice, es una persona normal: «En mi cabeza hay dudas siempre. Ese es mi sentimiento».

Ese es el valor, actuar a pesar del miedo y actuar a pesar de las dudas. Los líderes eficientes también tienen miedos y dudas, el secreto está en que no se dejan paralizar por esos sentimientos.

La gran suerte de Rafael Nadal ha sido contar con su tío-entrenador-educador, Toni. Toni Nadal, durante casi dos décadas, fue modelando al hombre, además del deportista, y, por eso continuamente intentó, por ejemplo, proteger a Rafa de la excesiva euforia que podía general una carrera tan llena de éxitos.

Siempre que se presentaba la ocasión, le repetía el mensaje: «No olvides que no eres más que un chico que hace una cosa tan simple como pasar una bola por encima de la red; no te olvides de esto».

Hay que vivir en la creencia de que siempre podemos —y debemos— mejorar, siempre podemos luchar por alcanzar un plus. Rafa lo dice así: «Si crees que no puedes mejorar, no sabes nada de la vida. Siempre trabajo con una meta: mejorar como jugador y persona. Cualquiera podría convertirse en una estrella, pero todos debemos ser un ser humano».

Y aterrizamos en lo de siempre: La actitud es la clave. Vuelvo a citar a Rafael: «La actitud es clave para ver qué se puede mejorar, qué es lo que se ha hecho bien y mal. Hay que tener la actitud necesaria y la cabeza fría».

Y huir de las excusas: «Nunca una excusa nos hizo ganar un partido».

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