Cuando en el colegio se pregunta a los padres en qué redes sociales están sus hijos, la mayoría no lo sabe. Sabemos que es muy duro ponerse al día, pero para los que tienen hijos es algo innegociable. Muchos creen que a ellos no les va a pasar, y tal vez sea así, pero para eso hay que tomar algunas medidas.
¿Qué podemos hacer si nuestro hijo o hija de ocho años sabe más que nosotros sobre el ciberespacio? ¿Cómo guiamos a nuestros hijos con seguridad por este nuevo mundo? ¿Cómo ponemos las normas si ni siquiera entendemos los riesgos? ¡Bienvenidos al nuevo mundo de la paternidad TIC! Estamos ante un nuevo reto para padres y madres. Pero no hace falta perder los nervios… no es tan duro y merece la pena el esfuerzo.
Cuando nuestros hijos navegan por internet, están adquiriendo habilidades que necesitarán para su futuro. No hay duda de que el acceso al conocimiento y a la información pasa por las ya no tan “nuevas tecnologías”. Pero así como en la vida ordinaria es preciso acompañar el desarrollo de los hijos, prevenir los peligros o remediar los daños cuando se producen, en el nuevo mundo de las redes sociales e internet es preciso no permanecer ignorantes y pasar a la acción, anticipándose en lo posible.
A tiempos nuevos, viejas advertencias… adaptadas
Porque ser padres nunca es fácil y las reglas básicas cambian constantemente; pero ahora, de forma acelerada. A las contrastadas advertencias que pasan de generación a generación… “No hables con desconocidos”, “debemos conocer quiénes son tus amigos”… se añade ahora el conocimiento de que en el ciberespacio existen mayores peligros y es necesario situarse a la altura del nuevo escenario tecnológico y cultural.
Esos peligros se pueden manejar empleando en esencia las mismas advertencias, debidamente adaptadas.
Trasladar el sentido común al ciberespacio
Lo primero de todo, asegúrate de que hay una razón para que estén conectados. (Vente derecho/a a casa después del colegio) Andar sin rumbo por la Red no es diferente a deambular por las calles sin un quehacer a la salida del colegio o una tarde de sábado o de domingo. Los padres tienen que saber que sus hijos están seguros y haciendo algo productivo, como los deberes, o divirtiéndose de forma sana y segura. Permitir que tus hijos pasen un tiempo ilimitado online, navegando sin un objetivo fijo, es llamar a los problemas.
No hables con desconocidos. Eso es lo primero que aprendemos cuando nos hacemos mayores, y lo primero que enseñamos a nuestros hijos. El problema en el ciberespacio, no obstante, es enseñar ese “peligro del desconocido”. En la Red, la gente con la que chatean los niños entra en tu casa a través de tu ordenador. Nuestros chavales tienen que aprender que, a menos que ya conozcan muy bien a esa gente en la vida real, esa persona es un desconocido y no importa durante cuánto tiempo hayan estado chateando. Tienes que recordarles que esa gente son desconocidos y que se deben aplicar con ellos todas las reglas de prudencia acerca de los extraños. Además, cualquiera se puede enmascarar en la Red para fingir ser alguien distinto. La “chica de doce años” con la que han estado charlando, puede ser en realidad un adulto de treinta o cuarenta años…
No cuentes a la gente detalles personales sobre ti. Muchas veces no sabemos con quién estamos charlando en la Red. E incluso podría haber extraños acechando y leyendo nuestros mensajes sin hacernos saber que están ahí. No dejes que tus hijos pongan información personal en sus perfiles. Es como escribir un diario íntimo en un tablón de anuncios. Compartir información personal les pone en peligro, y a la familia también. Asegúrate de que entienden lo que tú consideras información privada, y que acceden a mantenerla como confidencial en la Red y en cualquier otro lugar.
No aceptes caramelos o regalos de desconocidos. A menudo aceptamos “adjuntos” que vienen con el correo electrónico. Exactamente igual que los caramelos offline, pueden llevar drogas o venenos, por ejemplo; un adjunto aparentemente inocente puede destruir los ficheros de nuestro ordenador, suplantar tu identidad para destruir los ficheros de tus amigos o espiarte sin que ni siquiera lo sepas. Usa un buen programa antivirus, actualízalo con frecuencia y prueba algunos de los nuevos bloqueadores de spyware. ¡Practica la informática segura!
Tenemos que conocer a tus amigos. Debes conocer a sus amigos de Internet, del mismo modo que harías por conocer a sus amigos en la vida diaria. Habla con tus hijos acerca de a dónde van cuando se conectan y con quién hablan.
No te pelees con nadie. Intentar provocar a la gente en el ciberespacio se conoce con el nombre inglés de “flaming”. Los “flames” pueden dar lugar a acaloradas y largas batallas, que se trasladan rápidamente de una sala de chat o un foro de discusión al correo electrónico. Si tu hijo cree que es el objetivo de los ataques de alguien, debe avisarte. No deben tratar de defenderse o meterse en revanchas. Es una batalla que nunca pueden ganar.
Respeto. Sabemos todos la ‘regla de oro’: no hagas a los demás lo que no es bueno para ti. Existe una versión especial para el ciberespacio: ‘No hagas nada online que no harías offline’. Si le enseñas a tu hijo o hija a respetar a los demás en la Red, será menos probable que sufra ciberacoso o sea víctima de accesos no autorizados. Recuerda que es tan probable que tu hijo sea un ciberabusador (a veces sin querer) como que sea víctima de alguno. Hazle saber que puede confiar en ti. Como en los demás aspectos de la vida, los padres tenéis que ser aquellos en los que confíe cuando le sucedan cosas malas. Sed merecedores de esa confianza.
Se pueden enviar y recibir mensajes de texto desde cualquier teléfono móvil o aparato de mensajería, y los aparatos de juegos permiten charlar, mediante telefonía de Internet. Recordad que los aparatos de juegos portátiles y con capacidad de conexión en Red tienen riesgos reales. Los dispositivos Bluetooth permiten a tus hijos recibir mensajes de cualquiera que esté en un radio de 90 metros, y podría ser un problema si juegan con aparatos de juegos Bluetooth en un centro comercial. Piensa en las capacidades que les estás proporcionando cuando les compras nuevos aparatos a tus hijos. Revisa sus configuraciones de privacidad y seguridad.
No pongáis el ordenador en la esquina de su dormitorio, ni dejéis que naveguen solos. Colocadlo a la vista y echad un vistazo a la pantalla de su ordenador de vez en cuando, eso ayuda a que se porten bien. Siéntate a su lado mientras están al ordenador, siempre que puedas. Te ayudará a poner reglas que tengan sentido para tu hijo. También te da un beneficio inesperado… ¡recibirás una lección personal de Informática del experto más asequible que conoces!
Algunas reglas básicas
- Primero, ten claras tus prioridades y criterios educativos como padre o madre: ¿De verdad necesita tu hijo o hija, de 7, 8, 9 años, un móvil con 3G o wifi? Pensarás tal vez que es para tenerlo localizado, o que es gratis, o que todos sus amigos del colegio lo tienen. Estos, afirman los expertos, no son en ningún caso motivos suficientes.
- Da ejemplo tú de buen comportamiento. Lo que te vean hacer a ti es lo que tomarán como norma o como pretexto para su comportamiento ante el ordenador.
- Aprende lo suficiente sobre ordenadores de modo que puedas disfrutar de ellos con tus hijos.
- Asegúrate de que tu hijo/a no pasa un tiempo fuera de lo normal ante el ordenador. Las personas, y no los ordenadores, deberían ser sus amigos y compañeros.
- Tened el ordenador a la vista de todos, en la sala familiar, la cocina o la sala de estar, no en el dormitorio. Pero recuerda que este consejo no es muy útil cuando tus hijos tienen aparatos portátiles con conexión a Internet y mensajería: no puedes hacer que dejen sus móviles en un lugar central de la casa. Así que asegúrate de que les funciona en todo momento su “filtro entre las orejas” (su prudencia y buen criterio).
- Fíjate en tus hijos cuando estén conectados y mira en qué lugares de la Red se meten.
- Asegúrate de que tus hijos se sienten cómodos para acudir a ti con preguntas, y no reacciones exageradamente si las cosas se tuercen. Anima a tu hijo a debatir contigo sobre lo que le gusta de la Red.
- Averigua qué cuentas de correo y mensajería tienen y (al tiempo que aceptas no espiarlas) pregúntales las contraseñas necesarias para acceder a ellas. (La idea es que puedas acceder en caso de necesidad grave, en el marco de una relación de confianza, sin pretender nunca entrar a fisgonear).
- Enséñales qué datos pueden compartir con otros en la Red y cuáles no (como los números de teléfono, direcciones, nombres completos, nombre del colegio…)
- Revisa los perfiles de tus hijos, los blogs y mensajes que envíen en comunidades sociales online. Ten cuidado también con Whatsapp. Los preadolescentes no deberían usarlas y los adolescentes sólo con precaución.
- Llega a conocer a sus “amigos de Internet” del mismo modo que llegas a conocer a todos sus otros amigos.
- Adviérteles de que la gente puede no ser quien parece ser, y que la gente con la que chatean no son sus amigos, sólo son… gente con la que chatean.
- Si insisten en encontrarse con sus amigos de la Red en la vida real, considera la conveniencia de ir con ellos. Cuando piensan que han encontrado a un/a amigo/a del alma, es poco probable que sirva de algo decirles que “no”. Ofrecerte a ir con ellos les mantiene a salvo.
- Discute estas reglas, consigue que tus hijos estén de acuerdo en ajustarse a ellas, y pégalas cerca del ordenador como recordatorio.
Para aprender más, visita por ejemplo: