Por Equipo pedagógico Ágora
En la obra escultórica del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se han dado cita diversos autores desde los inicios de la construcción del templo hasta la actualidad. Como es sabido, en la devoción y en la dedicación de la Basílica, san José tiene un lugar sobresaliente, lo que se pone de manifiesto en numerosas referencias escultóricas donde aparece al frente de la Familia de Nazaret y al timón de la Iglesia. Nos vamos a fijar hoy en dos esculturas en las que puede apreciarse tácitamente su figura de educador de Jesús en su papel de custodio y padre virginal.
El joven escultor Llorenç Matamala (1856-1927) estableció su taller al lado del taller de forja y carpintería de Eudald Puntí, del que era cliente Antoni Gaudí. Desde entonces Gaudí y Matamala desarrollaron una gran amistad y una fructífera relación profesional.
Cuando en 1883 Gaudí se hizo cargo de las obras de la Sagrada Familia, nombró a Matamala jefe del equipo que se encargó de la decoración escultórica del templo, siguiendo las directrices marcadas por el arquitecto. La familia Matamala tenía una gran relación con Gaudí: este comía a menudo con ellos y Llorenç solía acompañarlo a su casa del parque Güell.

El hijo de Llorenç, Joan (1893-1977), comenzó como aprendiz bajo la dirección de su padre; a la muerte de este, en 1928, pasó a ser jefe del taller, donde continuó los trabajos escultóricos de la fachada del Nacimiento hasta 1934.
Padre e hijo colaboraron muy estrechamente con Gaudí, ejecutando e interpretando las ideas del genial arquitecto. Al primero se debe, entre otros, el grupo escultórico de la familia de Jesús, en el Portal de la Esperanza, de la fachada del Nacimiento, y al segundo, entre otras también, la escultura de Jesús trabajando en el taller de carpintero, en el pórtico dedicado a la fe en la misma fachada.
La escultura de Llorenç en la que aparecen José y Jesús niño es de una gran delicadeza, destacando la complicidad y la ternura de la mirada confiada que ambos entrecruzan. Escribe el venerable P. Tomás Morales: «¡Qué alegría la de san José al realizar su tarea paternal y comprobar que Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres (Lc 2,52)!». Joan, por su parte, es autor de la escultura de Jesús trabajando en el taller, también sobre diseño de Gaudí, en el que aparece un Jesús joven, golpeando con el mazo sobre la mesa de carpintero, concentrado en el trabajo al que se aplica con esmero. Se adivina a José, sombra del Padre de los cielos, como maestro y guía para Jesús en el trabajo bien hecho, que es a la vez perfección humana y alabanza divina.