No, no; no nos amamos todavía:
el amor en nosotros se está haciendo,
como el vino en las cubas.
No, no digas
que nos queremos.
Deja que los años
le vayan consumiendo a nuestras vidas
los desamores, deja que fermenten las promesas.
Así, cuando seamos dos viejecitos blancos
y una sola, una pequeña historia compartida,
podremos, a las puertas de la muerte,
decir que nos amamos y ofrecernos
el vino del amor dándonos gracias.
Miguel d’Ors